Las siluetas de un hombre y una mujer se funden en una sombra convirtiéndose en uno, en este apasionado beso durante el amanecer o el ocaso, según quien lo interprete. Para mí se trata del atardecer, aunque más bien lo definiría como el alba de un romance y no la culminación.
La escasa separación entre los cuerpos abre el paso a un haz de luz que se cuela entre sus cuellos, alumbrando sus siluetas de forma tal que crea la ilusión de un reflector producto del beso mismo.
El viento del impulso ondea violentamente el cabello y el vestido de la mujer.
Esta escena evoca un reencuentro o quizás una ansiada declaración de amor, aunque muchos podrían interpretarlo también como una despedida, pero esa no fue la idea cuando lo pinté.
En el fondo se puede apreciar un cielo cortado por un caudal de agua que delimita el horizonte.
Utilicé colores cálidos para transmitir la esencia de lo representado, a través de tonos amarillos, naranjas y unos pocos rojos para indicar la calidez del momento.
Para contrastar tanta luminosidad, las figuras de los sujetos se encuentran en negro, resaltando el rayo de Sol y creando la ensoñación de sombras que se unen para formar una sola entidad.
Me inspiré viendo la propaganda de una película en la televisión; sí, eso me pasa seguido aparentemente.
Cuando la cámara enfocó el beso de la pareja, un haz de luz se filtró bajo sus rostros, creando un efecto tan alucinante y mágico que me inspiró para pintarlo.
Destello azul
Como siempre, probé invertir los colores para crear un resultado fantástico. Los tonos azules del fondo sugieren una noche dulce y calma. Las figuras parecen fantasmagóricas bañadas en un blanco pleno. El destello azul, al igual que el amarillo, es lo primero a lo que se dirige la vista, llamando la atención.
En este caso los tonos son más suaves y producen una impresión más relajante y distendida.
Por último, acentué los tonos para destacar aún más el brillo luminoso:
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